Laurie Sandell

Ruby Rose no sabe qué hora es….“Definitivamente, no son las 10.30 de la mañana”, dice con una sonrisa mirando su reloj. “No he cambiado la hora aún”. La actriz de 30 años nacida en Australia ha estado bajo tanta demanda últimamente que apenas ha permanecido en una zona horaria el suficiente tiempo como para ajustar su reloj interno. Hoy está conversando conmigo de las hamburguesas veganas en el restaurante Crossroads, de Los Ángeles. Este lugar, ubicado en Hollywood, tiene un ambiente muy cómodo, así como también luces cambiantesy asientos de cuero.

Mañana, Ruby viaja a Nueva York para estar en un panel junto a Gigi Hadid, Lena Dunham, Zoe Kravitz y la gimnasta olímpica Aly Raisman para la campaña #PerfectNever, de Reebok. Para cuando leas esto, la habrás visto en los cines con las películas estrenadas en enero y febrero de este año: Resident Evil: The Final Chapter, xXx: Return of Xander Cage y John Wick 2.

Incluso entre la multitud de Hollywood en Crossroads, Ruby acapara todas las miradas con sus pómulos marcados, ojos azules resplandecientes y pelo corto. Nacida en Melbourne y criada por una madre soltera de 20 años, la actriz dice que siempre supo que era diferente. Ruby tuvo lo que ella describe como una “educación bohemia”, moviéndose constantemente desde un sillón a una caravana y luego a una casa. Junto a su madre finalmente llegó a la casa de su abuela, donde ambas compartieron una habitación hasta que Ruby fue adolescente. Ella se identificó como hombre mucho antes que Caitlyn Jenner pusiera los derechos de los transgéneros en la agenda. “Cuando me di cuenta de que mi cuerpo iba a desarrollar boobs, comencé a guardar monedas en un chanchito para un cambio de sexo”, cuenta. “Ahorraba cinco centavos a la semana para convertirme en un niño.

Lee todo sobre el proceso de Ruby Rose en Cosmopolitan, Marzo 2017.