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La Nueva Pampita

Por Carolina González, desde Buenos Aires, Argentina.

Produccion : Lucia Lamelza

Fotografías: Santiago Albanell

Retoque digital: Gerardo Bagnasco

Maquillaje: Estefania Novillo , para Estudio Novillo con productos Yves Saint Laurent

Pelo : Lucas Barbolla , para Estudio H.

Su piel muestra el reflejo de un sol reciente y su risa pícara devela una travesura que prefiere reservar. Supo ser la protagonista de todos los canales y ahora vuelve a la televisión trasandina de la mano de Marcelo Tinelli para estar en el regreso del programa Showmatch, del canal El Trece —que puedes ver online—, algo que transforma el acontecimiento en una gran noticia. Ese lugar que se ganó como resultado de su esfuerzo, aprendiendo a manejar con cintura tanto los triunfos como las derrotas, hoy la hizo merecedora de la silla dorada de jurado para el salón de baile más convocante de Argentina. La oriunda de La Pampa que sintetizó en su apodo sus raíces recuerda su infancia repleta de primos por las veredas de su pueblo, Doblas, donde andar en bicicleta y a caballo era la aventura de verano que la despeinaba todos los años. Con el andar liviano, guardando lo mejor del tiempo pasado, descubre que ese amanecer de todas las mañanas merece el despertar cotidiano. Un viaje por la galaxia de Carolina donde sus mandamientos forman una constelación propia.

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¿Qué es lo primero que aparece cuando recuerdas tu niñez?

 

Yo me crié en el campo, en un pueblo que se llama Doblas. Pensar en esas épocas es recordar que no había muchos juguetes, porque nuestra diversión en épocas veraniegas o de vacaciones invernales era estar en la vereda jugando a la mancha sin ningún peligro. Pasábamos horas respirando libertad, esa libertad que te da la imaginación de poder crear lo que se te ocurra. Entre primos yo inventaba obras de teatro y me situaba en el rol de directora, algo que nos entretenía por mucho tiempo. Tampoco puedo dejar de hablar de nuestros paseos por la Capital Federal en épocas de receso escolar. Venir a la gran ciudad era todo un acontecimiento. Recorríamos los barrios desde La Boca hasta San Telmo, además de andar por los principales teatros.

 

¿Y tu adolescencia?

 

La lectura fue mi aliada, creo que es algo heredado de mi abuela. Me sumergía en las novelas románticas y hasta algo subidas de tono para mi edad, donde podía desplegar mi fantasía en su totalidad.

 

¿Tienes vínculo con la familia que quedó en Doblas?

 

Sí, ahí vive mi hermano con mis sobrinos. Yo no suelo volver porque tengo miedo de manejar en la carretera. La distancia es larga desde Capital Federal. Además ellos vienen mucho a vernos y eso para mí es la situación ideal.

 

¿Cómo son tus mañanas al despertar?

 

Con música. Es algo que traigo arraigado desde que soy chica y estudiaba ballet. Los sonidos de mi casa se mezclaban con el tango y la música clásica mientras yo andaba

por ahí probando bailar y cantar.

 

En tus primeras notas para la prensa se percibía tu deseo de triunfar en la televisión, ¿qué cosas marcaron esas épocas iniciales?

 

Desde el primer día en que pisé un estudio de TV supe que mi lugar estaba ahí. Después de hacer algunos castings conocí a Gastón Stati, que es mi representante, y en esa época trabajaba con Pancho Dotto. Fue un acierto de su parte mandarme a estudiar teatro a un montón de talleres. Lo hice y me sirvió mucho, porque cuando participé en el programa El Rayo como cronista absorbí la desfachatez y lo lanzado que marcó esos años sin perder mi esencia durante las entrevistas.

 

Eres mamá de tres niños, ¿cómo te defines en ese rol?

 

Reconozco que la demanda es alta porque es mucho trabajo. Los dos mayores van

al colegio y el más chico al jardín. Estoy atenta a que hagan las tareas, coman, se bañen, sean educados y jueguen. Cuido mucho su infancia en detalles como que no

pierdan la inocencia y desarrollen la imaginación. Trato de que tengan, en la escala de lo posible, aquello que yo también tuve la fortuna de tener.

 Vea los 10 mandamientos de Pampita en versión impresa

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